Los banderines se emplean para indicar el punto exacto donde se han producido las rayas. Se colocan justo encima del «eskas» lateral que delimita la plaza. Se usan dos, normalmente de color rojo para la primera y azul para la segunda.
El encargado de colocarlas es el rayador, el cual, cuando se va a disputar cada una de las rayas, se coloca junto al banderín correspondiente gritando: “Ni arrai!” y levantando el brazo o banderín, dando a entender con ello que la raya está donde él está situado.
Antiguamente se usaban ramas de árboles (normalmente cogidas de alrededor de la plaza), colocándose incluso en el lugar exacto donde se producía la raya, es decir, dentro de la plaza.
Información ofrecida por Tiburcio Arraztoa